martes, enero 15, 2013

España necesita un libro de instrucciones


Hace unas semanas me compre un móvil nuevo, de esos táctiles, ya tocaba. Y la verdad eche una cosa de menos; el libro de instrucciones.
Supongo que el fabricante pensó que en un país como España en el que hay más teléfonos moviles que habitantes uno debe de saber usar esos cacharros por ciencias infusa. Algo así como si un par de calcetines tuviese manual de instrucciones. Pero seamos sinceros, un móvil es más complicado de usar que un calcetín y un calcetín no se distingue tanto de un preservativo, y éste trae instrucciones. Aunque debo reconocer que en algo tendría razón el fabricante; un español nunca lee un libro de instrucciones. No es que la lavadora nos la vendan rota o al mueble de la tienda sueca (ya saben a cual me refiero, pero no les voy a hacer publicidad gratis) le falten tornillos. Es sencillamente que después de décadas en la que el libro de instrucciones solo venía en japonés e ingles, los españoles sólo echamos mano del libro de instrucciones cuando hecho “jodido” el cacharro de turno.

Pero ya ven, llámenme excéntrico, yo soy de los que leen los libros de instrucciones (más o menos). Y al igual que eché de menos las instrucciones del movil echo de menos las instrucciones de otra cosa, que a pesar de que la usamos- sufrimos todos los días la mayor parte no tiene mucha idea de cómo funciona. Sí, me refiero al Estado.

Y es que cuando uno cumple los dieciocho años antes de dejarle votar deberían de darle un libro de instrucciones de cómo funciona el país. ( y si me apuran hacerle examen). Y es que como los españoles no tenemos ni idea de cómo funciona España siempre acabamos culpando de todo al Presidente del Gobierno, que para eso se supone que manda. Algo así como el fútbol, la culpa de que el equipo vaya mal siempre es del entrenador.

Y es normal que no tengamos ni idea de cómo funciona el país. Para las personas mayores, nacidas y criadas en un Estado fuertemente centralista, esto de las autonomías y las competencias es poco menos que chino mandarin. Y para los nacidos en un estado autonómico tampoco es fácil. Y no es fácil no sólo porque nadie nos lo haya explicado muy bien, sino porque cada día cambian las competencias. Es decir, uno antes se quedaba en paro e iba al INEM y le solucionaban todo. Ahora te quedas en paro y vas a la antigua sede del INEM que ahora no es el INEM, porque pasó a llamarse SPEE y ahora SEPE. Pero una vez estas en el edicifio del SEPE primero vas a la planta donde este servicio publico de empleo de tu comunidad autónoma, que obviamente tiene tantos nombres como autonomías (como para andar mudándose) y allí te dan la tarjetita del paro, hacen como que te buscan trabajo y si tienes suerte te endosan un curso. Y luego te vas al SEPE y arreglar los papeles para cobrar. O sea que sin salir del edificio resulta que has hablado con dos administraciones públicas diferentes y tú sin enterarte. Vamos que es un lío en constante cambio de siglas y competencias. Lo que antes lo gestionaba el Estado ahora puede que lo gestione la autonomía, o una empresa pública o por delegación el Ayuntamiento o incluso la Diputación Provincial.

Vamos que es muy fácil, y el ciudadano no sabe quien hace nada ni a quien tiene que reclamar. Y por tanto las culpas se las lleva siempre el Presidente o Ministro de turno. Y esto las autonomías lo sabes muy bien. Cuando las cosas van bien ahí esta el Presidente autonómico sacando pecho y haciendo se la foto el octava inauguración de la misma obra. Ahora cuando las cosas van mal la culpa es del gobierno, o porque no da bastante s fonodos o porque tiene las competencias agarradas y no las suelta. ¿Quieren un ejemplo? Vean Cataluña, cada vez que pasa algo bueno es porque las competencias son suyas, cuando va mal o el estado tiene la culpa. Y hombre no es que el estado central haga todo bien, pero la Generalitat tampoco es perfecta, por ejemplificar esto. Cercanías en Cataluña lo gestiona la Generalitat y no va demasiado bien, en Madrid lo gestiona el Estado y funcionan francamente bien y tienen unas instalaciones y unos trenes más que aceptables.

Otros que pagan el pato a menudo son los alcaldes. ¿por qué? Bueno están cerca y alguien tiene que llevarse las culpas. Y como antes no había autonomías pues se da por hecho que lo que no compete al gobierno compete al alcalde. Y a veces es así a su pesar. Una de las cosas de las que no se habla muy a menudo es la falta de financiación de los ayuntamientos. Es la administración que menos dinero recibe y tiene que proveer de servicios público muy necesarios y muy caros. (sí recoger la basura y deshacerse de ella no es gratis, y si su recibo de la luz le da miedo imagínese el del ayuntamiento, con todas las farolas que puede haber en su ciudad).

Y no sólo eso, como el alcalde “se come todos los marrones” a veces el ayuntamiento presta servicios que debería prestar la comunidad autónoma tales como guarderías o residencias de ancianos etc y eso hay que pagarlo con unos ingresos minúsculos. ¿Y piensa que no es un problema que el ayuntamiento tenga que gastar mucho con pocos ingresos? Pues lo es, y es que el hecho de que los ayuntamientos no tengan dinero es responsable en parte (y sólo en parte) de  los pelotazos inmobiliarios, los atropellos ecológicos etc de la llamada burbuja inmobiliaria. Los ayuntamientos tenían que dar un montón de servicios que no pueden pagar y de repente aparece la gallina de los huevos de oro; las licencias de obras. Con lo que le saco al constructor de turno pago el arreglo de una acera o pinto un colegio o si sobra dinero me construyo un edificio disfuncional de un arquitecto famoso a mayor gloria del alcalde. Y ahí vino el problema de la mala gestión, me hago un cachivache de Cala**** o de quien sea en Villaburros de Arriba, pujante y ficticia localidad de 500 personas, y ya lo pagare con el dinero de las licencias de obras de los próximos veinte años. Algo así como comprar un Ferrari a plazos con el dinero que dentro de siete años vas a ganar en la lotería. Lo malo es que no tocó la lotería.

Y lo peor no es que no tocase la lotería, es que como no tenemos libros de instrucciones no sabemos a quien reclamar. Al final al maestro armero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario