lunes, febrero 27, 2012

La protesta de los marginados: Multilateralismo europeo y el papel de España


Hace unos pocos días una serie de países, entre ellos España, envío a la UE una carta solicitando medidas de estímulo económico. Lo cierto es que lo primordial para poder pagar la deuda es conseguir que la economía crezca y aumenten los ingresos. Cosa que precisamente no logran los recortes al suponer estos una disminución de la demanda agregada. No obstante no voy a detenerme a analizar la pertinencia económica de esta petición. Para ello ya hay magníficos economistas que seguro que lo hacen con una base más sólida que la mia. Yo me voy a fijar en el aspecto político del asunto. Lo cierto es que considero que esta carta va más alla de una reivindicación economica, es una reivindicación política, un puñetazo sobre la mesa, o por lo menos un zapatazo al puro estilo Kruschev. Hasta este momento la dirección de Europa frente a la crisis la estaban dictando al unísono Francia y Alemania. El viejo eje París- Berlín. En un principio puedo entender esta ya vieja alianza. Al fin y al cabo son las dos potencias más importantes de la Europa continental y parece comprensible, que en consecuencia, aspiren a ejercer su liderazgo sobre la Unión. No obstante este liderazgo es percibido por parte de muchos países europeos y desde luego de la población española como injusto . Diría más, no creo que sea muy acorde al espíritu europeo que dos países dirijan a su antojo una organización formada por veintisiete estados soberanos. De hecho tampoco parece muy justo que solo dos países dirijan la unión monetaria, cuando somos diecisiete estados los que compartimos moneda. (sin tener en cuenta que también utilizan el euro el Vaticano, Mónaco y San Marino) Pero no solo creo que el hecho de que dos estados se autoproclamen gobernadores de Europa es injusto. Creo además que el argumento de ser las grandes potencias comienza a flojear. Lo cierto es que Alemania supone cerca del 20.5% del PIB de la UE y Francia algo más del 16%. En total un 36,5%, cantidad nada desdeñable. Pero un tercio de la economía no puede decidir alegremente sobre el otro 66%. De hecho ha habido tres países que han sido ignorados bastante alegremente, Reino Unido, Italia y España, cuando entre estos tres países forman un 35 % de la riqueza comunitaria. De hecho no solo se les ha ignorado, sino que Italia y España son tutorizados como si de niños tontos se tratase.

Visto lo visto esta carta me parece especialmente importante. Por un lado se dirige a la Comisión Europea, el teórico ejecutivo europeo que es quien a de gobernar la UE. Es por tanto una reclamación de un fin del fin de este directoria autoproclamado para volver a los cauces de gobierno acordados e instituidos legalmente. Es también (a mi juicio) por parte de los tres países grandes (España Reino Unido e Italia) la petición de la vuelta a un multilateralismo, un intento de restablecer un sistema de equilibrio entre los cinco grandes. Sistema éste de equilibrio entre las grandes potencias que históricamente a resultado el más adecuado para garantizar una convivencia pacifica en el plano internacional, en definitiva el consabido equilibrio de poder. Cierto que esta carta no solo ha sido firmada por estos tres países sino por un total de doce, algunos de ellos, que calificare de potencias medianas dentro del seno de la UE por diversos aspectos, tales como Países Bajos, Suecia, Finlandia o Polonia. Y también por otros países más pequeños que no quieren verse totalmente eclipsados. En definitiva creo que esta carta es ante todo un toque de atención, la reclamación de que el poder deje de estar monopolizado por dos países a los que nadie ha reconocido como gobernadores de Europa.

Y debo decir que me siento especialmente contento de que España sea uno de los países que ha impulsado esta carta. Como español tengo muchas veces la impresión de que España es un país con complejo de inferioridad. A veces en relación con Europa parece que nuestra única política sea darles la razón a Francia y Alemania.  Como si ellos por estar en el centro fuesen Europa y nosotros un trocito de África al que han dejado entrar y que a cambio tiene que hacer la pelota. Quiero reivindicar desde aquí el papel de España. Nuestro país es un país tan europeo como cualquier otro. París-Berlin no tiene el monopolio sobre que es Europa. Tan europeas son las decisiones e intereses alemanes como los españoles, los británicos, o los de cualquier otro estado miembro desde Letonia hasta Malta.

España es Europa, lo es geográficamente, lo es culturalmente y lo es históricamente. De hecho la contribución histórica y cultural de España a la conformación de lo que hoy es Europa es considerable. Me atrevería a decir que Europa sin España no hubiese sido la misma le pese a quien le pese. Y no solo eso, quiero reivindicar la importancia actual de España y su peso en Europa. España a día de hoy es el quinto país de la UE por PIB (un 9%), el quinto país más poblado con más de cuarenta y siete millones de habitantes (9,5%) y el segundo país con mayor extensión territorial (11,5 %). Estamos pues ante un país relevante, con sus carencias sí, pero que puede hablar en Europa sin complejos, siendo consciente de sus limitaciones, pero también de sus potencialidades. Quizá no sea nuestro mejor momento, pero siendo sinceros tampoco es el peor de nuestra historia. Va siendo hora de tomar conciencia de que somos y de que podemos llegar a ser.

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