Mi perro tiene garrapatas. Mi
país políticos. A las garrapatas de mi perro le gusta vivir en la nuca y las
patas traseras. A los políticos de mi
país les gusta visitar sitio como la madrileña carrera de S. Jerónimo. Las
garrapatas de mi perro sospechan, que a mi perro no les gustan, por que mi
perro intenta morderlas. En el caso de los politicos de mi país, también saben
que no gustan. El CIS, que es el centro de investigación sociopolítica más
reputado de este país, lleva años reflejando que la clase política es uno de
los principales problemas del país. Muy por encima por ejemplo del terrorismo.
Las garrapatas de mi perro son
muy listas y para aferrarse a su piel y seguir chupando se defienden poniéndose
lejos de su alcance. Los políticos de mi país también se defienden y lo hacen
de varias maneras. La primera es lo mismo que hacen las garrapatas, conseguir
la hegemonía sobre mi perro.
Tradicionalmente en España el
sistema electoral, por motivos de gobernabilidad ha primado (a través de al
formula electoral y principalmente de circunscripciones de pequeña magnitud) a
los grandes partidos. Pero dicho mecanismo se refuerza a partir del año 2011. A
partir de ese momento los partidos que no tenga representación el Congreso de
los Diputados no pueden presentarse a las elecciones salvo que consigan reunir
firmas del 0,1 % del electorado antes de las elecciones. Puede parecer poco el
resultado es visible en 2008 se presentaron por Madrid treinta y siete
partidos, en 2011 diecisiete. Veinte rivales menos. Veinte opciones menos para
el que el ciudadano pueda elegir libremente, una receta de democracia con
veinte ingredientes menos, sin duda no puede saber igual.
Ahora con el cuento con la excusa
de reducir gastos se pretende reducir el número de concejales (sería más lógico
reducirles el sueldo o quitárselo) y con ello lo único que se pretende es dejar
fuera de los ayuntamientos a los partidos pequeños, en muchas ocasiones
partidos locales, más interesados en el bien del propio pueblo que en luchas de
política nacional. Pero no sólo los partidos gordos han decidido quitarse de
encima a los diminutos, también ¿por qué no? a los pequeños. Así por ejemplo la
Comunidad de Madrid planteo la posibilidad de reducir el número de Diputados
con el mismo argumento del ahorro. Y esto lo único que conlleva sería dejar
fuera del parlamento a UPyD y a IU, en definitiva quitarle la voz a cientos de
miles de ciudadanos.
Pero no sólo se agarran los
políticos al perro, perdón al país, deshaciéndose de contrincantes, sino
también mordiendo más fuerte a la carne de al que se alimentan. Así pues se
enduren penas contra los participantes en manifestaciones, hasta el punto de
considerar delito algo tan pacifico como permanecer sentado. Pero no sólo eso, gratuitamente
se reparten indultos a miembros de cuerpos de seguridad, que impunemente y sin identificación
agreden de forma desproporcionada a ciudadanos, incluso a indefensos ciudadanos
en el interior de las comisarías. Se convierte un cuerpo que debería defender
al ciudadano en un democracia en instrumentos de represión pura y dura.
Caminamos hacia tiempos en que tres
o cuatro grupos están dispuesto a aferrarse al poder de forma escandalosa,
hacia tiempos en que valores democráticos como la libertad de elegir libremente
entre los partidos, valores como que el ciudadano pueda protestar contra el
gobierno que ha elegido, si este se desvía de lo pactado están en peligro y por
tanto la propia esencia de la democracia. El hecho de que es el pueblo el que
se gobierna y elige su gobierno, para acercarnos cada vez más a oligarquías refrendadas
por cámaras de aplauso.
Y mientras tanto a mi perro las
garrapatas le chupan más y más la sangre, engordan mientras el adelgaza y
palidece entre impuestos y recortes.
Nos que da la esperanza de que la
juventud no comparta el comportamiento de sus mayores, que los jóvenes militantes
pretendan cambiar las cosas desde dentro.
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