viernes, diciembre 07, 2012

Garrapatas.


Mi perro tiene garrapatas. Mi país políticos. A las garrapatas de mi perro le gusta vivir en la nuca y las patas traseras.  A los políticos de mi país les gusta visitar sitio como la madrileña carrera de S. Jerónimo. Las garrapatas de mi perro sospechan, que a mi perro no les gustan, por que mi perro intenta morderlas. En el caso de los politicos de mi país, también saben que no gustan. El CIS, que es el centro de investigación sociopolítica más reputado de este país, lleva años reflejando que la clase política es uno de los principales problemas del país. Muy por encima por ejemplo del terrorismo.

Las garrapatas de mi perro son muy listas y para aferrarse a su piel y seguir chupando se defienden poniéndose lejos de su alcance. Los políticos de mi país también se defienden y lo hacen de varias maneras. La primera es lo mismo que hacen las garrapatas, conseguir la hegemonía sobre mi perro.

Tradicionalmente en España el sistema electoral, por motivos de gobernabilidad ha primado (a través de al formula electoral y principalmente de circunscripciones de pequeña magnitud) a los grandes partidos. Pero dicho mecanismo se refuerza a partir del año 2011. A partir de ese momento los partidos que no tenga representación el Congreso de los Diputados no pueden presentarse a las elecciones salvo que consigan reunir firmas del 0,1 % del electorado antes de las elecciones. Puede parecer poco el resultado es visible en 2008 se presentaron por Madrid treinta y siete partidos, en 2011 diecisiete. Veinte rivales menos. Veinte opciones menos para el que el ciudadano pueda elegir libremente, una receta de democracia con veinte ingredientes menos, sin duda no puede saber igual.

Ahora con el cuento con la excusa de reducir gastos se pretende reducir el número de concejales (sería más lógico reducirles el sueldo o quitárselo) y con ello lo único que se pretende es dejar fuera de los ayuntamientos a los partidos pequeños, en muchas ocasiones partidos locales, más interesados en el bien del propio pueblo que en luchas de política nacional. Pero no sólo los partidos gordos han decidido quitarse de encima a los diminutos, también ¿por qué no? a los pequeños. Así por ejemplo la Comunidad de Madrid planteo la posibilidad de reducir el número de Diputados con el mismo argumento del ahorro. Y esto lo único que conlleva sería dejar fuera del parlamento a UPyD y a IU, en definitiva quitarle la voz a cientos de miles de ciudadanos.

Pero no sólo se agarran los políticos al perro, perdón al país, deshaciéndose de contrincantes, sino también mordiendo más fuerte a la carne de al que se alimentan. Así pues se enduren penas contra los participantes en manifestaciones, hasta el punto de considerar delito algo tan pacifico como permanecer sentado. Pero no sólo eso, gratuitamente se reparten indultos a miembros de cuerpos de seguridad, que impunemente y sin identificación agreden de forma desproporcionada a ciudadanos, incluso a indefensos ciudadanos en el interior de las comisarías. Se convierte un cuerpo que debería defender al ciudadano en un democracia en instrumentos de represión pura y dura.

Caminamos hacia tiempos en que tres o cuatro grupos están dispuesto a aferrarse al poder de forma escandalosa, hacia tiempos en que valores democráticos como la libertad de elegir libremente entre los partidos, valores como que el ciudadano pueda protestar contra el gobierno que ha elegido, si este se desvía de lo pactado están en peligro y por tanto la propia esencia de la democracia. El hecho de que es el pueblo el que se gobierna y elige su gobierno, para acercarnos cada vez más a oligarquías refrendadas por cámaras de aplauso.

Y mientras tanto a mi perro las garrapatas le chupan más y más la sangre, engordan mientras el adelgaza y palidece entre impuestos y recortes.

Nos que da la esperanza de que la juventud no comparta el comportamiento de sus mayores, que los jóvenes militantes pretendan cambiar las cosas desde dentro.

En fin señores hasta aquí por hoy, me despido, debo de andar hoy un poco despistado, espero no haber mentido demasiado ni ofendido a nadie, es cosa de garrapatas. Aunque bien pensado, ni siquiera tengo perro.

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