Buenos días de nuevo. Hoy voy a hablarles de una temática a
priori un tanto impropia de este blog. Les voy ha hablar del WhatsApp. Si bien
de forma tangencial esta aplicación suscito un anterior post http://conelrabomatomoscas.blogspot.com.es/2012/09/has-pagado-la-cuota-mensual-para-ser-mi.html en el que
hablábamos de la necesidad de comunicación más creada que natural.
Pero esta vez les quiero hablar de la noticia que ha
revolucionado el mundo. La famosa aplicación de mensajería va a ser de pago
para móviles con sistema operativo Android (el del monigote verde)
¿Y por qué? Bueno la cosa es sencilla de explicar.
WhatsApp no es una ONG ni una aplicación de software libre; es una empresa. Y
como toda empresa quiere conseguir beneficios. Y en este ámbito tecnológico hay
dos formas básicas de conseguir beneficios:
La primera y ahora “escandalosa” es cobrar al usuario, es
decir, al cliente. Bien a pesar de ser las más tradicional las personas no
estamos muy a gusto con esto de pagar por usar una red social o por disfrutar
de cualquier contenido de internet. Y no es que seamos unos avaros de máxima categoría.
Sencillamente esperamos poder usar todo tipo de aplicaciones gratis porque al
fin y al cabo ya pagamos una factura de teléfono. Igual pasa con Internet, no
es que hayamos nacido con vocación de piratas ni se nos haya reactivado un
cromosoma de algún tatarabuelo bucanero. Si por cada contenido que veo en
Internet tengo que pagar, ¿para que quiero internet? No sé si me explico, como
ya pagamos una factura lo que deseamos es tener ya todo incluido. Preferiríamos
pagar una factura más cara que no tener que pagar por cada video que vemos en
el que un gato se cae de un sofá.
La segunda forma de conseguir beneficios es mediante la
publicidad. La aplicación de que se trate cobra a otras empresas por poner sus
anuncios y que tú los veas. Es decir, exactamente igual que la televisión,
usted se gasta una fortuna en
proporcionarme entretenimiento gratis (cultura ya es pedir demasiado) y
cambio me “trago” cada media hora cinco minutos de publicidad sobre cosas que
no me interesan lo más mínimo. (sí hay gente deshonesta que no ve los anuncios
y cambia de canal o va al baño)
Pues bien estas son las dos formas de obtener beneficios
que usan las modernas aplicaciones de móvil e Internet. (Es curioso, la prensa
escrita tradicional te cobra, te pone anuncios y aun así siguen en crisis) Y
WhatsApp no usa ninguna de las dos y ha decidido cobrar. ¿Lo conseguirá? Bueno
su táctica ha sido muy sencilla y muy inteligente. Les hago que se acostumbren
a un servicio muy bueno y una vez que no puedan vivir sin él les cobro una
cantidad pequeña, pero que al ser muchos usuarios se convierte en grande.
La pregunta es; ¿funcionara? ¿la gente pagará por usar
WhatsApp? Bien preguntemos a un economista, y ahora mismo el que tengo más a
mano es un tal Hirschman. Dicho autor de impronunciable nombre teorizó sobre
las posibles reacciones de un consumidor la “Salida”, la “Voz” y la “Lealtad”
Veamos las tres:
La Voz: El citado economista alemán se refería a la
posibilidad que tienen los consumidores de conseguir que una empresa introduzca
cambios a fuerza de quejarse. Es decir imaginémonos que todos los clientes de
Mc Hamburguesa empiezan a enviar cartas pidiendo que den sobres de salsa
barbacoa en lugar de ketchup. Como realmente a la compañía no le supone un gran
esfuerzo es probable que lo haga, siempre y cuando el número de clientes que lo
soliciten sea suficiente. En el caso que nos ocupa esta salida consistiría en
mandar cientos de mensaje por la vía que sea WhatsApp pidiendo que siga siendo
gratis. ¿Funcionaria? En este caso lo dudo. Si la aplicación siguiese siendo
gratuita la empresa no lograría su objetivo de conseguir beneficio. Salvo,
claro está, que ante un aluvión de correos la empresa cediese y se decantase
por obtener beneficios vía publicidad. Aunque debo reconocer que dudo que se
produzca un aluvión de quejas, por lo menos desde España, somos demasiado
catastrofistas como para pensar que podemos cambiar las cosas. Y ¿para que
negarlo? Somos más dados a protestar en el bar que a rellenar una instancia.
La Lealtad: Esta es la opción con la que juega la empresa. El coste es barato y la gente está
acostumbrada al WhatsApp. Es la opción más utilizada y esto tiene importantes
repercusiones. En este tipo de aplicaciones uno usa la que más usa su circulo
social, pues no deja de ser una herramienta de comunicación. Que todo un grupo
de amigos y/o familiares decidan cambiar de golpe a otra aplicación es difícil.
La gente no suele orquestar ese tipo de decisiones, sencillamente acaban
decantándose por las diversas opciones poco a poco en función de las decisiones
individuales del resto de individuos de su grupo social. Es decir el que un
grupo de amigo use más WhatsApp o Line, Facebook o Tuenti no suele depender de
una decisión en común sino que es el resultado de la sinergia de agregar
decisiones individuales. Por otro lado está la comodidad de ser una aplicación
que ya manejas con soltura, un cambio supone el esfuerzo, pequeño, pero
esfuerzo al fin y al cabo, de aprender a utilizar otro programa. ¿Y por que no
decirlo? usan unos emoticonos muy monos. Puede parecer una tontería pero esa
gran variedad de caritas simplonas son un magnifico sustituto del lenguaje no
verbal existente en toda conversación y nos ayudan a trasmitir matices y
estados de animo. De hecho la variedad es tal que uno puede hacer chistecillos
e incluso jugar a la películas. Frente a ello su principal rival, la japonesa
Line, ofrece conejitos y ositos que salvo que seas un apasionado del manga dan
bastante grima.
La Salida: Bien ésta es obvia, si no te gusta el producto
que ofrece una empresa te haces cliente de la de lado. Así de sencillo. ¿No te
gusta el nuevo precio, o el estandar de calidad, o que no te regale bolsa la
panadería “A”? Pues te haces cliente de la panadería “B” Y “A” ya se encargará
de dar marcha atrás sino quiere quebrar. Claro que para esto hace falta una
cosa que no siempre existe; competencia. Es decir a usted le da igual cambiarse
quince veces de compañía de móvil o eléctrica, dado que es un oligopolio los
servicios y precios son similares. Entonces la pregunta es sencilla; ¿hay
competencia a WhatsApp? Pues en este caso sí y bastante. De forma más sui
géneris tenemos el Facebook Messenger o el Google Talk (para usuarios de
Gmail). Más parecidas a WhatsApp están la conocida Line (100 millones de usuarios)
o Forfone. Pero en este caso en el ámbito nacional pisamos fuerte. Una
alternativa con posibilidades es Joyn plataforma creada y compartida por
Movistar, Vodafone y Orange ( sí Yoiyo y demás se quedan fuera, por eso que
decíamos antes de los oligopolios), otra que entra con fuerza (un millón de
usuarios que para ser española está muy bien) es Spotbros. A mi juicio la más
interesante es la incipiente Chad2Win, aun no disponible para todas los
sistemas operativos, pero que tiene la peculiaridad de compartir con el usuario
los beneficios que saca de la publicidad que le endosa. (te puedes ganar hasta 25€
al mes, y si nos los quieres los puedes donar a una ONG)
¿Qué pasara? Bueno es difícil de aventurar pero sin ante
tal cantidad de competencia hay alguna compañía alternativa de buena calidad y
que empiece por el motivo que sea a ganar usuarios la salida habrá triunfado Y
WhatsApp sino quiere hundirse deberá de volver a la gratuidad y a empezar a
pensar en insertar publicidad.
P.D. No piensen que soy tan “friky” de estudiarme a un economista alemán
para averiguar que hará WhatsApp, al señor Hirschman ya le conocía de antes.
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