viernes, agosto 31, 2012

Dignidad y "Recursos Humanos"


Quiero hablar en este artículo de un asunto que me indigna profundamente desde hace un tiempo. Por ello, si cargo en demasía las tintas discúlpenme.

Comencemos con un circunloquio. El mundo en el que vivimos es una superposición de organizaciones. Vivimos inmersos en empresas, ayuntamientos, sindicatos, asociaciones, iglesias, federaciones, clubes deportivos etc. Podríamos retratar la vida de un individuo bastante bien solo sabiendo en que organizaciones de se ve implicado. Las organizaciones a su vez no paran de interrelacionarse entre ellas. Son una autentica sociedad y no solo eso, en ocasiones compiten por diversos intereses, como bien afirmará un partidario del enfoque pluralista dentro de la ciencia política. Y sin duda alguna la organización por excelencia es la empresa. Al fin y al cabo estamos en un sistema-mundo capitalista. Y el capitalismo se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción y la iniciativa privada. Es decir fomenta que nazcan por doquier empresas. Así las hay pequeñas, poco menos que un taller, hasta grandísimas multinacionales cuyo valor supera al PIB de muchos estados. (por ejemplo los beneficios netos de Exxon Mobil fueron en 2011 de 486.429 millones de dólares, Portugal y Grecia deberían de sumar sus PIB para alcanzar esa cifra)

Y esa preeminencia de las empresas en el mundo organizacional hace que sean imitadas por el resto de organizaciones. Porque una organización es básicamente un conjunto de personas y de bienes ordenados para lograr un fin. Sea el beneficio en la empresa, el bienestar espiritual en una iglesia, los derecho de los trabajadores en un sindicato, la seguridad ciudadana para el estado o lo que se le ocurra al lector que puede realizar una organización.

Como digo toda organización lo que hace es organizar recursos, preminentemente económicos. Así pues suelen tener algún tipo de inmueble, dinero propio, financiación, mercancías, energía y combustible etc. Y obviamente todos esos recursos han de ser administrados por personas y para ello se crea un departamento; el de Recursos Humanos. Recursos Humanos, no se me ocurre mayor contradicción in terminis, mayor iniquidad, esa expresión es el sumun de la ignominia y la vergüenza humana. Reducir al ser humano a un mero recurso. No es nuevo desde luego en la historia de la humanidad. Griegos o Romanos, distinguían entre cuidado y extranjero, susceptible de ser esclavo. Lo europeos distinguimos entre blancos y por tanto hombre y negros y por tanto esclavos. La edad media huyó de la esclavitud, para disfrazarla bajo el nombre de siervo. Y en nuestros tiempos modernos los más atroces totalitarismos, hablando de liberar al hombre y hacer un hombre nuevo, solo han visto en el ser humano un mero recurso, sometido a mayores bienes de clase, raza o nación. Y ese liberalismo que pretendía en su momento liberar al hombre de toda servidumbre, ese renacer humanístico de prístina luz frene a tinieblas absolutistas ¿en qué quedo? En la mera mercantilización del ser humano. El hombre volvió a ser esclavo de causas más grandes, el beneficio empresarial de unos señores y el bien de una economía difusa e impalpable. Y siempre fue así. Pero al meno quedaba la decencia o al menos la hipocresía pues como dice la famosa frase atribuida a Wilde “La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud” No es que hace veinte años estuviésemos menos mercantilizados (que puede que sí) pero al menos se disimulaba. Departamento de personal se llamaba, quizá administrase personas mientras eran vistas como mercancía, pero al menos se disimulaba, no se llamaba abiertamente “recurso” a las personas. Quizá no haya cambiado la situación objetiva, pero cuando descaradamente llamamos recurso a las personas ha habido algo grande a que a cambiado. El trabajador ve insultada y ninguneada su dignidad. Se le falta al respeto de forma estructural Ya no es visto como hombre sino como cosa. ¿Y aquel que tiene la osadía de bautizar al departamento como de Recursos Humanos? ¿Que tipo de ser humano puede ver a sus semejantes como recursos para sus fines? Quien así obra, cuestionando la humanidad y la dignidad del otro no hace sino poner en tela de juicio su propia humanidad. Quien llama recurso a otro ser humano ofende al concepto mismo de humanidad, a su propia esencia. Indigna y avergüenza al resto de sus congeneres. Ese hombre (para cualquier religión) peca contra el Hombre y contra el Dios que le ha creado.

El hombre nunca puede ser un recurso sino un fin en si mismo. Esta frase, no por manida pierde su fuerza. El ser humano, cada uno de nosotros, no ha nacido para cumplir los deseos y fines de otros hombres, sino para cumplir los nuestros propios; nosotros somos el fin, aquello que ha de crecer, desarrollarse y disfrutar de una vida, que por corta no ha de ser menos digna o feliz. Por ello señores empresarios, lustrosos ejecutivos que tanto se pavonean de trabajar catorce horas para un desconocido multimillonario, tengan la decencia de acabar con tan deleznable expresión y vuelva a departamento de personal o otras denominaciones más humanas como por ejemplo, coordinación de personas, departamento de desarrollo profesional o lo que les ocurra siempre que no insulte al propio ser humano y por tanto a ustedes mismos.

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